lunes, 26 de noviembre de 2012


                                           La teoría de la evolución de Spencer
La originalidad de Spencer estriba en haber formulado y aplicado las leyes de la evolución al
estudio científico de la psicología, la sociología, la biología, la educación y la ética. John Dewey,
en el capítulo dedicado a "La obra filosófica de Herbert Spencer”, en su libro Men and Events
(1929), señala que la teoría de la evolución tiene precedentes antiguos en la filosofía europea. La
nueva fórmula que se le dio en el siglo XIX causó una tremenda controversia, porque se oponía
a la creencia cristiana en la creación del mundo. Charles Darwin es el científico que en el siglo
XIX redescubrió la evolución. Su obra  El origen de las especies se publicó en 1859. Con
extrema modestia, Spencer señaló que su versión de la evolución se había publicado algunos
años antes que el libro de Darwin. Y es cierto que la teoría está plenamente expuesta en los
Principios generales, que se publicaron en 1862. Como reconoció el propio Darwin, lo que está
claro es que en  El origen de las especies la aplicación de la teoría se limita a los cambios
biológicos, a diferencia de lo que hizo Spencer. En su obra Principios generales, Spencer dedujo
las leyes de la evolución de los cambios en el sistema solar, la estructura y el clima de la tierra,
las plantas y los animales, y los hombres y la sociedad. El cambio, según estas leyes universales,
comprende procesos de integración y diferenciación.
Spencer ofrece ejemplos claros y abundantes de los cambios de integración en el
organismo social.
Las sociedades no civilizadas muestran estos cambios cuando familias nómadas, como las de los bosquimanos, se
incorporan a tribus mucho más grandes (Spencer, 1862, pág. 316). El progreso que va de las herramientas bastas,
pequeñas y simples a las máquinas perfectas, complejas y grandes es un progreso de integración (Ibíd, pág. 234). Las
máquinas modernas integran un cierto número de máquinas simples más pequeñas. Así pues la evolución, en su
aspecto primario, es el paso de una forma menos coherente a otra más coherente (...) (Ibíd, pág. 327). Se trata de un
proceso universal.7
De mayor importancia para la comprensión de las sociedades modernas es el proceso de
diferenciación, como paso de un estado homogéneo a otro heterogéneo. Como en el caso
anterior, Spencer toma sus ejemplos de todas las disciplinas del conocimiento científico: en la
geología, una masa fundida se convierte en una montaña; en la geografía, existe una
diferenciación de los climas. La diferenciación se produce también en las plantas y en los
animales. El ser humano se ha hecho más heterogéneo; por ejemplo, el hombre civilizado tiene
un sistema nervioso más heterogéneo, y sus pensamientos son más heterogéneos que los del
hombre incivilizado. En el ser humano este "paso de una homogeneidad indefinida e incoherente
a una heterogeneidad definida y coherente" (Ibíd, pág. 389) es ilustrado por la transformación de
los vagidos homogéneos del niño pequeño en sonidos cada vez más diferenciados y definidos.
El cambio social de la homogeneidad a la heterogeneidad se refleja en el progreso de la
civilización en cada tribu y nación. La sociedad, en su forma primaria y más baja, era un
conjunto homogéneo de individuos. Cada hombre, por ejemplo, era guerrero, fabricante de
herramientas, pescador y constructor. Todas las mujeres realizaban las mismas tareas. Cada
familia era autosuficiente y hubiera muy bien podido vivir aparte de las demás. La jefatura fue la
primera señal de una diferenciación de la función. A continuación el poder se hizo hereditario, y
la religión coexistió con el gobierno. La fase siguiente de la evolución social se caracterizó por
las leyes, las costumbres y los usos ceremoniales. Se produjo la especialización del trabajo. Los
sistemas de transporte promovieron las divisiones territoriales, con sus características laborales
propias. Por último, la sociedad se diferenció en clases. Y Spencer llega a esta conclusión:
Comparando el papel de un jefe salvaje con el de un gobierno civilizado, que colabora con los gobiernos locales
subordinados y sus funcionarios, hasta la policía que vigila las calles, vemos cómo, a medida que el ser humano ha
pasado de tribus de decenas de personas a naciones de millones de habitantes, el proceso de regulación ha
aumentado de volumen; cómo, guiado por leyes escritas, ha pasado de la vaguedad y la irregularidad a la precisión
comparativa; y cómo se ha subdividido en procesos cada vez más multiformes (Ibíd, pág. 395).
Estas formas de diferenciación van acompañadas de la diferenciación del lenguaje, la pintura y
la escultura, la danza y la poesía. Según Spencer:
Desde el pasado más remoto al que la ciencia nos permite asomarnos, hasta las novedades de ayer mismo, un rasgo
esencial de la evolución ha sido la transformación de lo homogéneo en lo heterogéneo" (Ibíd, pág. 359).
Junto con el cambio de la homogeneidad a la heterogeneidad, Spencer afirmaba el paso de lo
indefinido a lo definido, de la simplicidad a la complejidad, y de la confusión al orden.
De ordinario se atribuye a Darwin lo que ha dado en llamarse "darwinismo social". Sería
más correcto denominarlo "spencerismo social". Los ejemplos que damos aquí de su análisis del
cambio social muestran la abundancia de paradigmas que empleaba Spencer para probar sus
hipótesis apriorísticas, según las cuales las sociedades, como todo lo demás, cambian con arreglo
a las leyes científicas de la evolución. Spencer aplicó la noción biológica de la "supervivencia de
los más aptos" a las sociedades. Las modificaciones que se producen como consecuencia de la
diferenciación social sobreviven si se adaptan adecuadamente al medio ambiente. Si no lo hacen,
acaban por desaparecer. Spencer defendió enérgicamente, contra el consenso de la comunidad
científica, una teoría biológica muy discutida propuesta por Lamarck, que sostenía que las
características adquiridas se transfieren a la descendencia. Más entrado el siglo, la mayor parte
de los científicos rechazaron esta teoría. En el terreno de lo social, esto tiene consecuencias
importantes, puesto que significa que las características adquiridas por los padres mediante la
educación pueden ser heredadas por los hijos. Los rasgos constitutivos del carácter nacional
concepto empleado por los educadores comparativos del siglo XIX pueden heredarse. Las
características raciales, si no son genéticas, pueden transferirse también de una generación a la
siguiente. Es una hipótesis que sirve tanto para los racistas como para los antirracistas.8
Convencido de que todos los cambios eran evolutivos, Spencer basaba su argumentación
en analogías, a falta de pruebas directas. Una de estas analogías es la del óvulo humano
homogéneo simple que crece hasta convertirse en un ser adulto con características especializadas
piernas, brazos, músculos, cerebro etc. que le ayudan a adaptarse a su entorno y a sobrevivir; con
esto justificaba su argumento de que, a medida que evolucionan las sociedades, las funciones se
hacen más especializadas. De hecho, su propia evidencia sociológica era suficiente para
persuadir, no sólo a él sino a los sociólogos decimonónicos de América y Europa, de que las
comunidades rurales homogéneas se estaban transformando en sociedades urbanas complejas.
Hombres como William Graham Sumner, Emile Durkheim, Ferdinand Tonnies, Karl Marx y
Lester Ward, cada uno en sus propios términos, señalaron que las funciones políticas y
económicas que antes llevaba a cabo toda la población, se habían convertido en la
responsabilidad de algunos especialistas. Habían aparecido organismos especializados, como
gobiernos y entidades nacionales y locales, en los cuales se podían llevar a cabo funciones
especializadas. Las teorías del cambio social de Sumner y William Fielding Ogburn (en su obra
Social Change), deben algo a la teoría de Spencer. Es más, su teoría de la evolución social fue
un precedente importante de las teorías del cambio social que enunciaron una serie de sociólogos
de los siglos XIX y XX, y según las cuales la diferenciación de la función es la clave de la
comprensión del cambio.
publicado por : Pablo Xingu

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